lunes, 20 de octubre de 2008

MicroRelato

Bailaba y se reía, como sólo puede hacerlo alguien a quien la vida ha dado brillo en los ojos. Me miraba y se escondía, como una niña tras un árbol pensando que éste le cobija. Me habló y preguntó, con la curiosidad de una niña con estrellas en los ojos. Se despidió y se fue, como la niña de ojos azules a la que obligan a ir a la cama.

Acheron

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